Recibido el 31 de Octubre, 2000
Soy el Padre…
Soy el Hijo…
Y Espíritu Santo…
Santos son –todos mis hijos–, en la gloria por la gloria del Señor.
Los olores, no preocupen. Están en Gracia.
Temprano sucedió algo desagradable: una persona vino a mi casa. Me pidió que oraramos juntas. Tuve visiones de una situación desagradable en la vida de ella. De pronto sentimos el olor al que hace referencia el Padre; no me asusté pero si pude “ver” que algunas personas usan cosas para hacer daños a otros. Me sorprendí hasta cierto punto, pues no pensé que estas cosas realmente funcionaran.
Y ustedes que reciben mensajes
Difundan su FE
En la FE por la FE
En convicción de que es la vida por vivir, en alegría, con amor.
Mi Palabra no debe jamás avergonzar, llegara el día, al final del camino, recordaran cuantas oportunidades tuvieron y ustedes mismos, dieron a hermanos, y algunos no tomaron, pero hijos, que no quede en ustedes.
Este día también recibí un mensaje para mi amiga R. M. Lo comparto con las personas que leen o leerán algún día estos mensajes. Generalmente los mensajes personales no los doy a conocer más que a quien viene dirigido. Pero para mí, es muy importante que todos los seres humanos sepan del amor de Dios Padre.
Hace un par de semanas le agradecí a una amiga, –realmente fue más un comentario que un agradecimiento–, le dije que yo sentía en mi corazón que ella me había ayudado a conocer al Señor, teniendo siempre palabras de consuelo para mí en momentos en los que me sentía triste, y yo ahora se, que el Señor siempre pone a la gente que necesitamos en el camino, para que nos hable de Él y su amor por nosotros.
Mi amiga nunca me lo había dicho, pero, tiene ya muchos años de estar orando, junto con su madre, porque yo me acerque a las cosas de Dios. Quiero agradecerle a mi amiga, ahora más que nunca, su devoción y Fe en nuestro Padre, orando ella por mi alma.
También anoto aquí, que sentí dos presencias diferentes en este mensaje. No entiendo, pero sí sé quiénes son… ¡Son el Padre y el Hijo! Todo tiene cierto brillo a mí alrededor; y una suave brisa acompaña a esas “voces sin voz”.
Nuestro Padre y Cristo Jesús:
Gracias R. M., hija amada, por traer a la Luz a la amiga, a la hermana… que de cierto te agradece, con amor, con pasión.
Lo difícil ya paso, soy hermano, soy Dios Cristo en el amor, hermana amada, que sufriste en verdad junto a mi, yo te vi, tú me viste, nos miramos y una llama se encendió en tu corazón como tu encendiste el mío…
También diste regocijo, ahora es momento de ceder…
Jamás el Padre pedirá donde no hay, donde exige más, «pide» mas, El aconseja, no pide, date cuenta, pero de cierto te digo, hermana amiga, Dios es Dios, en tu corazón, no haya espinas, solo rosas, para dulce olor que se expande.
Mira tu obra en oración
Mira el camino que has abierto en conversión, no preguntes por perdón, eso ya está bien perdonado, solo falta convicción, la fuerza, fortaleza, conocimiento es contigo, para ti… tómalo… no temas YO SOY YO, siempre en corazón
Gracias a la hija…
Le digo: No Padre, gracias a usted por el gozo.