Mensaje 140

Ayer por la noche me dijo mi Ángel: “Pentecostés”. Como no hay casualidades, estaba volviendo a leer unos escritos que me enviaron Carlos I. y Zulema. Esto es lo que dice en uno de ellos:

“Pentecostés Todos los apóstoles, junto a la Virgen María y los que se encontraban en el Cenáculo, recibieron el Espíritu Santo, vivieron el mismo viento impetuoso, el ruido proveniente del cielo y las lenguas de fuego unidos a la valentía y el don de lenguas, pero sólo Pedro habla a los que se reúnen allí (más de tres mil personas). Sus palabras están llenas de fe y de caridad para todos y no existe en ellas ni una queja rencorosa por lo mucho que han hecho sufrir al Maestro, o a él mismo. Supo llegar al corazón de aquellos que le escuchan de tal modo que “al oír esto se dolieron de corazón y dijeron a Pedro y a los demás Apóstoles: ¿Qué hemos de hacer, hermanos? Pedro les dijo: convertíos, y bautícense cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo”.

Más tarde, recibí la visita del maravilloso Arcángel Gabriel. Las primeras palabras fueron para mí, del viaje, que es “mandato oficial” y que “será más pronto de lo que creo”. Me causó risa porque me lo dijo muy solemne pero con una gran ternura, hasta gozoso. Cuando sea oportuno, les contaré, ya que voy a necesitar de muchísima oración para realizar esta tarea. Esto ya me fue dicho en Agosto del año 2000. Y poco a poco, se acerca la fecha que tendré que comenzar mi labor fuera de mi país El Salvador.

Pido a Dios aquí y ante ustedes, aprender de Pedro. Les voy a enviar el escrito que hicieron Carlos y Zulema donde hablan mucho de la labor de Pedro, –que es labor de todos–. Y cómo él se enfrentó y superó su debilidad (la debilidad de su fuerza, puesto que creyó que su fuerza era tal que jamás le fallaría a Jesús) y su orgullo (al pensar que como él amaba a Jesús, nadie más lo amaba).

Ayer nuevamente lo leí y fue como leerlo por primera vez, con nuevos ojos. Pedro al igual que muchos de nosotros, era muy confiado y soberbio. Jesús le dice en su momento: que a sabiendas de eso, ora mucho por él. Les cuento esto, porque en el contexto de este escrito que leí recibí la información de Gabriel: el poder de la oración. Sentí que había más ángeles con él, pero no supe quiénes. Sí los sentí como más pequeñitos, como acompañantes. Lo siguiente no es textual:

Gabriel hablando acerca de la oración:

Expresó el poder inmenso que tenemos y no le damos la importancia, –muchos de nosotros–, (yo incluida). Que le recuerde a la gente que ore por el país. Que podemos cambiar el rumbo del mundo y de nuestras vidas, hacia una más plena en el amor del Padre, si lográramos hacer cadenas de oración.

Dijo que Katty (mi amiga de Venezuela) hace mucho recibió un mensaje para el país. Que lo compartamos todos porque Sí es el Padre quien expresa en ella.

Que no olvidemos los mensajes de la Virgen, que ella pide Ayuno y Oración. Me repitió mucho esto del ayuno. Dice que leamos los mensajes de la Virgen, que han sido entregados a videntes alrededor del mundo. El corazón sabrá los mensajes del amor, dijo.

Luego me habló de Ingrid. Que le expliquemos que ella también debe poner de su parte, porque “el Señor es con ella”. Que le hablemos de Jesús de la Misericordia para que ella entre también en oración. A la mamá de Ingrid: “paciencia y perdón”.

Habló de la importancia de la comunión con un corazón arrepentido.

Que compartamos mensajes. Que todos tenemos mensajes para compartir unos a otros. Que esto nos va a llenar también pues todo es dado. Luego habló mucho de la Verdad. Fue muy enfático al expresar: La única Verdad es DIOS. Dijo algo de leer a Santo Tomás de Aquino.

“Que la verdad se sabe siempre, y que Dios y Su Espíritu vive en todos nosotros.”

Repitió mucho, muchas veces, esto del ayuno y la oración sobre todo para aquellos de nosotros que no logramos ver lo que es “real” y que estamos sumergidos en la tristeza y la duda.

Hablando de la oración, dijo que aprendamos a ser “Humildes de corazón” y examinarnos. Luego pedir a nuestros hermanos que oren por nosotros EXACTAMENTE por lo que estamos viviendo y nos es problemático, tal como lo estamos haciendo con Ingrid. Pidió que explique yo lo que físicamente sucede cuando oramos. Esta es la explicación:

Estábamos en mi casa: mi primo Roberto, Verónica, su mamá doña Elena y mi mamá. Específicamente nos reunimos a orar por nuestras madres. Entonces llego un Arcángel que yo no conocía: Uriel.

Él explicó que todas las oraciones existían físicamente en un lugar del universo y que esto formaba un campo de energía. Nos dio el siguiente ejemplo, al decirle a doña Elena que todas sus oraciones eran escuchadas: “En este campo, están las preguntas que le haces al Padre en tus oraciones”. Entre “mejor hecha es la oración, es decir, con la intención adecuada, todos quienes formamos parte de Dios, incluidos los seres humanos, nos vemos atraídos a ese campo”.

En el caso de ellos –ángeles y guías–, llegaban a llenar de respuestas y amor ese campo. Así, cuando oramos unos por otros, llenamos más y más dicho campo energético. Luego Dios se encarga de dejarnos saber las repuestas, en las formas que más nos van a beneficiar: amigos, situaciones, vivencias y experiencias. Uriel me explicó a mí, que al estar yo “canalizando”, estaba teniendo acceso a ese “campo de energía” generado por doña Elena y que lo que yo estaba haciendo era “leerle las respuestas” que muchos depositaban ahí en amor a ella. Tipo una “caja de sugerencias”.

Recuerdo tanto esto porque a mí siempre me dan referencias fáciles de entender.

También explicó que el Padre siempre responde, pero que no desarrollamos la atención y esperamos la repuesta en nuestros modos “terrenales”. Que por esto siempre expresa el Padre lo importante de ser HUMILDES, porque las respuestas a nuestras oraciones SIEMPRE se dan: en amigos, en conocidos, en vivencias, escuchando algo que “por casualidad” se dice, en una lectura. Mas el EGO y la SOBERBIA, nos vuelven ciegos.

Para terminar, Gabriel habló de las peticiones que se hacen en las misas los domingos, que prestemos más atención y realmente las hagamos de corazón.

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