El comienzo

Escrito por Claudia Irene Allwood.

Ahora nos ha dado a conocer
Mediante dones de sabiduría e inteligencia,
Este misterioso proyecto suyo
Fruto de su absoluta complacencia en Cristo.
Pues Dios quiso reunir en El, cuando llegara la plenitud de los tiempos,
tanto a los seres celestiales como a los terrenales.»

Efesios1:8-12

El mes de agosto comenzaba con chubascos repentinos, tardes cálidas y mañanas frescas. Los amaneceres del mes se desplegaban lentamente como olas suaves en la arena de cielos todavía grises del alba. El Salvador estaba convertido en una hermosa alfombra verde que cubría valles, cerros, montañas y volcanes.

Las campanas de las iglesias llamaban temprano a las celebraciones del Santo Patrono del país: El Salvador del Mundo. La ciudad se despertaba perezosamente en el inicio de la semana de vacaciones. Los vendedores de las ferias apresuraban su tarea de freír plátanos verdes, yuca y hervir elotes para comenzar a recibir a los visitantes mañaneros de las fiestas organizadas con motivo del Santo Patrono.

En casa, los niños dormían plácidamente y el día comenzaba con el ritual de hacerse una taza de buen café y salir al jardín. Una infinita cantidad de verdes saludaba mi mirada y las gardenias, azaleas y hortensias ofrecían sus mejores colores. Una mañana perfecta.

Eran las seis de la mañana cuando sonó el teléfono. Era Taty preguntando si podía venir a la casa, se oía agitada, hablaba rápidamente y decía tener un mensaje para mi. Inmediatamente le respondí que la esperaba, 45 minutos más tarde le abría la puerta.

Lo que ella traía para mi ese día era una sorpresa inimaginable que vendría a confirmar una de las experiencias más maravillosas de mi vida en España: yo había conversado con Dios durante 10 días y las primeras palabras que me había dicho entonces venían escritas en el mensaje que traía Taty. Comprendí de inmediato que estaba presenciando la apertura de un nuevo canal de luz y que mi experiencia en España sería útil para ayudar en el proceso maravilloso de este despertar.

Taty era una mezcla de sorpresa, dudas, temores y gozo. Me dijo que había escuchado, a partir de la madrugada, la voz del Padre y sus ángeles, se sentía confundida, no sabía si lo que vivía era real o imaginario. Su madre había estado acompañándola durante la noche y estaban muy cansadas.

Ese 4 de agosto, nos sentamos en la mesa de la terraza y comenzó a contarme lo que sería el inicio de un viaje conjunto por los misteriosos y maravillosos caminos de Dios, viaje, que a través de los años y la distancia, aún continua gracias a Su Misericordia.

Ese mismo día y todo este tiempo, muchas veces le pedí a Dios nunca dejar de sorprenderme pues nuestras vidas, a partir de ese día, así como nuestra realidad y cotidianeidad se llenaron totalmente con la presencia de Dios y de seres celestiales.

Sentíamos como que estábamos en un sueño.

Vivíamos junto con Ana Julia, ella era colega de Taty y compañera de la oficina, compartíamos en el Boulevard de Los Héroes, una especie de cielo en la tierra. Dios se manifestaba en todo momento, la conversación era fluida y constante y los temas eran muchos. Nosotros éramos como esponjas absorbiendo conocimiento, energía y mucha alegría, el cielo es un lugar feliz. Algunas veces nos quedábamos en silencio, agradecidas y en gozo, por los mensajes que recibíamos.

He aquí la historia de Taty, la persona y el canal de luz que ahora es.

La alumna y profesional del Diseño Gráfico

Conocí a Taty a principios de los años ochenta, en la Escuela de Artes Aplicadas de una Universidad local, donde ella estudió Diseño Gráfico y en la que yo me desempeñaba como Secretaria Académica y luego como Directora. Ella formaba parte de una generación de alumnos muy creativos entre los que se encontraban Rose Marie Vázquez, Martha Eugenia Valle, Marielos Peña, Marco Antonio Dueñas, Carmen Herrera entre otros; una generación muy especial y cuyos integrantes llegarían a ser los primeros diseñadores gráficos de El Salvador.

Una estudiante aplicada, y una joven que siempre ha amado la vida, disfrutaba de su juventud como todos los adolescentes que vivieron los años de la guerra en El Salvador. Al terminar sus estudios de licenciatura, se ganó una beca para estudiar una Maestría de Artes en Diseño Gráfico en Boston, Massachusetts, con el programa Fullbright. Al término de ésta, regresó a impartir sus conocimientos en la Escuela, en el área de Diseño Gráfico por Computadora y Tipografía Aplicada y era muy respetada entre sus alumnos y colegas. Aunque su contrato era por dos años, impartió clases por 7 años.

No la volví a ver por algunos años, pero yo seguía el rumbo de mis ex alumnos, pues ellos abrían nuevos espacios en los distintos medios de comunicación publicitarios y me interesaba dar seguimiento a las nuevas oportunidades de trabajos para los primeros licenciados en Diseño Gráfico. Cuando yo asumí la Dirección de la Escuela, las carreras eran a nivel técnico y se trabajó con las autoridades universitarias para llevarlas al nivel de licenciatura, por esta razón daba seguimiento estrecho a los puestos de trabajo y nuevas oportunidades que se abrían a los jóvenes diseñadores.

Taty, durante sus años de estudiante trabajaba en un importante periódico salvadoreño, en el departamento de diseño de publicidad y página del periódico, luego supe que en 1986 había sido llamada por una importante empresa de hilados para hacerse cargo del diseño gráfico de textiles a nivel latinoamericano. Al regresar de Boston, Taty fue contratada por una empresa multinacional, donde estuvo a cargo del departamento de Arte Digital.

En 1996 escuché que le habían diagnosticado un cáncer de cérvix, cuando la llamé para saber más, me contó que había sido sanada a través de la oración.

Ese mismo año fui invitada a coordinar la edición de un libro para un banco centroamericano. Las bases de diseño proporcionadas por mi profesión de arquitecta, mi experiencia docente relacionada con el diseño gráfico y mi pasión por los libros, gracias a mis padres, me habían acercado al mundo editorial. Acepté la invitación y decidí convocar a los mejores jóvenes profesionales del diseño gráfico y queridos alumnos.

El grupo estaba conformado por extraordinarios integrantes entre los que estaban Taty y Rose Marie Vázquez Liévano, ese fue el primero de más de 70 libros que he tenido el privilegio de coordinar durante más de 16 años, cada uno de ellos hecho con gran dedicación y esmero, por parte de ese equipo y los que fui conformando según los temas a través de los años.

En las madrugadas de trabajo, Taty me contó que a sus 16 años había tenido una experiencia muy extraña. Se había dormido, se había salido de su cuerpo y había atravesado un túnel de luz. A medida que avanzaba, podía sentir un gran amor para el cual no encontraba palabras, era totalmente indescriptible esa sensación de amor.

–El amor en la tierra no es nada–, me decía. Por mi parte, yo sentía comprender lo que ella trataba de explicarme, lo había vivido en España.

De pronto, su madre había entrado en la habitación y ella se había despertado súbitamente empapada en sudor.

El proyecto resultó un éxito y fue lanzado a principios de 1997. Meses más tarde supe que Taty se había enamorado y que esperaba un hijo.

La visita de Rafael

Adrián nació en 1998, el 17 de febrero a las 5:17 p.m., el nacimiento fue narrado por la mejor amiga de Taty, Rose Marie Vázquez, quien me describió paso a paso el nacimiento del niño, por haberlo presenciado. Rose Marie y yo nos reuníamos con frecuencia para conversar de la querida Escuela de Artes Aplicadas que yo había dejado para desempeñar un cargo gubernamental en el área de Cultura, en 1991, y de la que ella era la actual Directora. Desde niña ella veía y conversaba con ángeles, así que muchas veces nos reunimos para compartir nuestras experiencias y hablar naturalmente sobre el mundo espiritual, fue una de las personas con quienes compartí mi vivencia en España y quien más comprendió la profunda transformación que se va produciendo en nuestro interior, así como también la manera en la que va cambiando nuestra forma de ver la vida.

Las labores de parto habían comenzado desde muy temprano ese día. Por la tarde, el cansancio y el estrés habían agotado a la joven madre y los médicos se mostraban preocupados pues tenía los síntomas clásicos de la preclamsia: “presión arterial muy elevada” y corría riesgo de un ataque al corazón. Esta condición médica le había sido detectada con antelación pero la paciente empeoraba con cada hora hasta llegar a un estado crítico. Rose Marie había estado junto a Taty y ella también se sentía muy preocupada por la situación, veía a su amiga perder su conciencia por segundos y regresar, esto se repetía cada vez con mayor frecuencia.

En su angustia, Rose Marie se hincó para orar, Taty no se movía. De pronto la sala donde se encontraban se iluminó con una luz dorada, los monitores de la presión y ritmo cardíaco se encendían y apagaban, y una presencia llenó el ambiente, era Rafael, el Arcángel que miraba fijamente a la joven postrada. Con extrema dulzura se posó al lado de la cama. Rose Marie no salía de su asombro, ella veía ángeles desde muy pequeña y podía sentir y ver la imponente presencia, casi tangible, del Arcángel. El impacto en Rose Marie le impedía hacer algo, incluso moverse, la escena parecía un sueño. Por su parte, Taty, inconsciente, sostenía un diálogo con el ángel, en un hermoso jardín en el cielo, según relató después.

San Rafael, investigué después, es uno de los ángeles en la jerarquía mayor del cielo. Su nombre significa Curación de Dios. Su nombre no solo se refiere a la salud del cuerpo, sino también a la salud del alma. Su nombre, y las historias bíblicas donde es mencionado, han dado a San Rafael Arcángel el papel de sanador. Representa el aspecto de Dios que ayuda al ser humano a mantener el balance de las emociones y la salud del cuerpo. El vestido verde y su cayado representan la esperanza y la regeneración.

Así que, ese 17 de febrero, Rafael estaba allí presente para sanar a Taty inundando de luz y amor el lugar hasta que, en cosa de segundos, desapareció. La médico que atendía a la madre, entró súbitamente, llamándole la atención a Rose Marie por haber tocado los instrumentos de monitoreo, la presión arterial y ritmo cardíaco eran normales, Taty tomó consciencia y las enfermeras llegaron de inmediato justo a tiempo para asistir el nacimiento de Adrián, quien nació completamente limpio y seco.

La alegría de vivir el día a  día

Yo había dejado mi cargo gubernamental en 1995 y fui invitada a trabajar a una institución sin fines de lucro, mis hijos, aún pequeñitos, consumían lo que quedaba de mis jornadas de 12 hasta 14 horas laborales. Durante ese año, al orar, oía gotas de agua. El exceso de trabajo estaba también terminando con mi matrimonio y la presión era fuerte, por lo que mientras dormía a mis bebés, dedicaba tiempo a la meditación y oración.

Una calurosa mañana de marzo de 1996 apareció un amigo, Ricardo, a quien considero mi hermano, llego a pedir apoyo para salvar el patrimonio del escritor metafísico de El Salvador: Salarrué. Quería ayudar a restaurar los papeles y escritos que le había entregado la hija del escritor antes de morir y pedía ayuda a la institución donde yo trabajaba.

Sin embargo, él venía con otra historia fascinante. Había hablado con Dios a través de una persona en España. Nunca dudé de la veracidad de su relato y un año más tarde volaba al viejo continente a reunirme con una maravillosa mujer que servía como canal de luz.

Yo nací dentro de la Iglesia Católica Apostólica Romana, pero mi búsqueda me había llevado a la sabiduría de la India, al Budismo y había encontrado que las verdades universales eran las mismas, que la conciencia de Dios era compartida y que los hombres que construyen los rituales y principios de las iglesias son seres imperfectos y por lo tanto sujetos a errores en su concepción de las cosas como me había demostrado el estudio de la historia de las religiones.

Sabía en mi corazón que iba a un encuentro que cambiaría mi vida y así fue. El relato de estas vivencias están guardadas en mi alma y mente. El hecho es que pasé, junto con mi gran amiga Estela, los 10 días más maravillosos, en compañía del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

¿Cómo explicar este estado de gloria? Porque eso es lo que era, un estado de gozo permanente. Yo conocí a un Dios amoroso, amable y majestuoso, un Jesús con un muy buen sentido del humor, a quien me atreví a sentir como un hermano, nuestras conversaciones en España terminaban, con frecuencia, en sonoras carcajadas que tengo grabadas en cassettes. Estela y yo disfrutamos mucho la presencia del Espíritu Santo pues Él es gozo. Fue uno de los tiempos más felices de mi vida, como cuando mis dos hijos vinieron al mundo. Vivir y convivir con la presencia de las Divinas Personas era como estar en el cielo, no había mentira porque ni uno se podía engañar a uno mismo, hacer dramas o sentirse víctima de nada, la verdad brillaba cada instante, en medio de un ambiente inundado de amor y muchísima alegría.

Al regresar, la euforia de lo vivido impulsaba la urgencia de compartir, pero como me dijo Jesús, poco a poco sabría en mi corazón con quien compartir mi experiencia.

Los mensajes de España venían con regularidad y muchos de mis amigos y conocidos recibieron mensajes para su salud, trabajo y camino espiritual: otros, escépticos, pedían mensajes y luego dudaban, pero el Señor me había dicho que debía dejar libre a la gente de pensar lo que quisiera. Así, muchos aprovecharon los consejos del cielo y otros los desecharon.

Mientras, Ricardo iba guardando cada mensaje junto con otros que habían sido dictados por el canal de Luz y dirigidos a la humanidad para publicarlos en su momento, eran ya más de 4,500.

Con los años quedamos un puñado de amigos que nos reuníamos para leer los mensajes y meditar: Ricardo, Verónica y Guillermo; con ellos viví momentos llenos, literalmente, de la magia de Dios. Luego el grupo se fue dispersando pero siempre manteniéndonos en contacto.

Y llegó ese 4 de agosto del año 2000, el día que Taty tocó a mi puerta. Con la llegada del milenio la travesía celestial apenas comenzaba.

El cielo en la oficina

Luego de que Taty me contara lo que había pasado la noche anterior. Se había dormido temprano después de hacer su oraciones y antes de la medianoche se había despertado sintiendo gotas de agua, había encendido la luz para buscar las goteras, sin hallar ninguna y escuchó una voz. Asustada le pidió protección a Dios. Entonces oyó:

–Estoy aquí.

Las dudas en su mente se amontonaban.

–Escribe, le dijo la voz…

Entonces, en una experiencia que aún no logró comprender a cabalidad pero que comprendió en el alma, ella «vio» a su Ángel de la Guarda.

–Escribe los mensajes, son para ustedes,– le dijo el Ángel, luego también mencionó que se llamaba Honestidad.

Esta misma noche, entrada la madrugada Dios se hizo presente en la habitación de Taty. Estuvo de rodillas desde las 3am hasta las 5am escuchando al Padre hablarle.

Taty tenía un mensaje para mí que al final decía: “la alegría de vivir el día a día”. El contenido de este primer mensaje, lo transcribió Taty junto con otros 200+ que más tarde iría recibiendo  y que  constituyen un grupo maravilloso de  mensajes sobre muchos temas, a los que siempre acudo para reflexionar junto con los mensajes de España.

Por cuestiones  de trabajo  yo  solía frecuentar  su oficina,  pero a  medida que  la conversaciones con Dios y seres celestiales se  hacían más frecuentes, fui  invitada por Taty y Ana Julia, su socia, a trabajar en la oficina. Ese año me había separado de mi esposo  y  me había  quedado sin trabajo  así que  agradecí su  solidaridad, los proyectos editoriales, que eran otras de mis pasiones laborales, no me faltaron y así pude mantener mi hogar, pagar la educación de mis hijos y tener suficiente tiempo para conversar con mis amores del cielo. Nunca, desde entonces, hasta este día, me ha faltado nada importante y he cumplido las misiones encomendadas por los seres de luz en Bután, Cambodia e India.

En el tiempo he aprendido que Dios se expresa de diferentes formas a través de los Canales de Luz, algunas veces, el alma de la persona se va a la luz y en otros casos, la persona está consciente y transmitiendo los mensajes y conversaciones. En el caso de Taty, ella  está presente y participa en las conversaciones haciendo preguntas o aclarando conceptos.

Nada cambia en  sus gestos y posturas, la voz se vuelve a  veces más suave o  más fuerte según el ser que trae el mensaje. Los canales como Taty, toman mucha agua porque esto ayuda mucho a la transmisión de energía por su cuerpo. Al principio la canalización la cansaba y tenía que dormir  mucho pero, poco a poco, su cuerpo se fue ajustando.

¿Cómo describir lo que vivimos en esa oficina?

Voy a intentar hacerlo, aunque puedo quedarme corta. Siempre es así cuando habló en relación a la presencia de Dios. Muchas veces sabíamos que los ángeles se hacían presentes porque las luces de la oficina se encendían o apagaban por segundos, en otras ocasiones el ambiente se volvía lleno de una dulzura y paz, otras veces, se apagaban las computadoras. Todo era “ajuste de la energía celestial a nuestro plano” según nos explicaba Honestidad, el ángel Guardián de Taty. Entonces El Padre o el Señor Jesús nos  comenzaban a explicar aspectos del camino espiritual, de cuánto somos amados, de lo mucho que desde siempre  somos  perdonados. Asimismo, nos explicaban aspectos de las leyes universales, sobre el correcto actuar y vivir.

El  Padre se expresaba sobre muchos temas, desde lo más sublime hasta los más pequeños detalles de nuestras vidas: consejos para educar a nuestros hijos según sus  personalidades, la importancia de cuidar nuestros cuerpos (incluso nuestro peso!).

Jesús,  por su parte, nos explicaba el Nuevo Testamento para que comprendiéramos pasajes de su vida. Todo sucedía en un ambiente a veces solemne, a veces alegre, pero sobre todo, donde todo fluía naturalmente.

Cito un ejemplo:

Conversábamos con Jesús sobre las personas a quienes no interesaba para nada el tema espiritual. Entonces Taty traía en CD y el Señor nos explicaba.

–No se trata de que haya almas que estén más arriba o más  abajo, todas las almas en la tierra están en el mismo plano, por lo tanto no hay unas superiores o inferiores. Lo que sucede es que unas están más  cerca del centro y otras más  lejos–.

Esto sucedía mientras señalaba las líneas del Cd que estaban más cerca y más alejadas del centro.

En una osada ocasión de mi parte le pregunté al Padre:

–¿Y la forma del universo es circular, esférica?

–No voy a explicarte esto porque de todas formas no comprenderías nada…

Los  días transcurrían en largas pláticas y aún nos preguntamos cómo era que nuestros pagos y obligaciones eran cancelados mes con mes.

Cada día era nuevo y maravilloso y poco a poco fuimos conociendo la historia de nuestras almas a través del tiempo.

Taty, Ana Julia y yo habíamos estado en tiempos de Jesús. En mi caso, había nacido en Belén y cuidaba rebaños de ovejas desde muy pequeña, junto con otra amiguita nos gustaba meter los pies en el riachuelo, ambas éramos muy pobres. Cuando la comida escaseaba salíamos a pedir y José, el padre de Jesús, siempre nos regalaba un pequeño juguete hecho en su carpintería.

Un día del mes de septiembre, unos pastores nos contaron que una estrella acababa de aparecer, así que mi amiga y  yo decidimos ir al campo, hacer un círculo con las ovejas para tener más calor y nos echamos sobre la hierba a ver la estrella, no era un cometa o meteorito, era una hermosa estrella, sin saber que ésta traía el anuncio del nacimiento del Niño Jesús.

Había visto a Jesús por primera, vez el día que entró a Jerusalén, iba sonriendo al ver su sombra montado en el burrito. Busqué la mirada de aquel hombre fascinante  y encontré unos ojos llenos de amor infinito.

Volví a verlo en la casa del fariseo rodeado de sus apóstoles, todos se acercaban para saludarlo y pensé que entraría a la casa sin que yo pudiera verlo, pero de repente volteó su rostro y me  había regalado su mirada y una amplia  sonrisa, mientras se reclinó para  comer, sin  pensarlo corrí a  quitarle las  sandalias, desde entonces  le seguí.

Según nos  contó el  Maestro Jesús,  a Él  le gustaban mucho  las frutas  secas y  en cuanto yo podía le regalaba higos secos, cada gesto era pagado con una mirada y una sonrisa, mientras yo aprendía del amor incondicional.

Lo vi una última vez en el camino al Gólgota, había presenciado el momento en que Verónica le había secado el rostro y luego, desde lejos, en la cruz.

–Era un dia caliente–, me dice, –la angustia envolvía a todos los que me amaban…

El servidor de vino

Ver desarrollarse un canal ¡fue una experiencia maravillosa! Honestidad, el ángel de Taty, nos explicaba que una persona puede llegar a ser canal pero que el problema al hacerlo solo, estribaba en que uno puede perderse al no saber distinguir a los seres que habitan distintos estadios, a los cuales se logra llegar por voluntad propia. En el caso de Taty, el canal estaba siendo abierto por Dios.

Estrechamente vinculada al proceso de  mi ex alumna, llegó el tiempo en el que, si ella sentía miedo, yo también lo experimentaba: si ella estaba triste, yo sentía ganas de llorar: si yo pensaba en llamarla, de pronto ella llamaba, nos comunicábamos un par de veces diariamente, ella ayudándome a sanar heridas y yo ayudándola con lo que había aprendido durante mi increíble experiencia en España.

Su desarrollo fue muy rápido y su alma iba comprendiendo el proceso espiritual por el que pasaba. Yo observaba sus cuestionamientos, dudas y temores que crecían paralelos a la canalización, cada vez  más natural,  a través de su alma y  su mente.

Jamás se violentaba el orden natural de las cosas y si ella estaba ocupada, cansada o con catarro, entonces debía  descansar pues la energía no fluía debidamente, igual pasaba cuando entraba en temor.

Para su mente, Taty visualizaba al  Padre de una forma tradicional: un venerable y bondadoso anciano. La procedencia de la energía la comprendía pudiendo distinguir un punto de energía en su cabeza: si la energía era del Padre, sentía en su coronilla, a la izquierda era el Arcángel Gabriel y a la  derecha de la coronilla era el Arcángel Miguel; a Jesús lo sentía en  un punto un poco más hacia atrás y casi en  la base del cerebro, a Honestidad, Los seres o maestros de luz eran reconocidos por la energía en la parte del centro, atrás de su cabeza.

El Padre sugería, pues el respeta nuestro libre albedrío, que tomara mucha agua, no comiera carne, no  fumara ni ingiriera alimentos artificiales, esto  ayudaría a  la conducción de energía por su cuerpo y le ayudaría a perder peso.

Como personas comunes y corrientes Taty y yo vivíamos batallando con nuestro peso, siempre queríamos  conocer algún secreto, recibir un  milagro y El,  en su infinita paciencia, nos decía:

–Yo les cuido el alma, ustedes cuídense el cuerpo…

En otras  ocasiones me  explicaba a mí,  que yo  comía cuando  estaba triste (había terminado mi matrimonio de 17 años).

–¡Si pudieras ver lo hermosa que te veo Yo!, me decía mientras yo lloraba.

Con infinita paciencia me explicaba que cuando había alergias, el hígado no filtraba bien. Luego se presentaban maestros hindúes para decir que el “yo no puedo” estaba en mi mente. Y que el Padre deseaba que fuéramos ejemplos de amor a nosotras mismas pues la compasión comenzaba con uno mismo y luego con los demás.

Las luchas con uno mismo siguen hasta este día y el tema del peso sigue siendo uno de mis grandes retos, el cuerpo me parece un tanto irrelevante en relación al mundo espiritual, pero es la casa de mi alma en esta vida, dicen los maestros de luz, debo por lo tanto cuidarlo con esmero.

Un hermoso día de octubre de ese año, Jesús nos  contó la historia de su servidor de vino.

El día  de la  crucifixión, entre todos  los presentes estaba allí, triste e impotente, el servidor de vino–, nos relató Jesús.

El hombre servidor había aprendido a servir vino con el dueño del establo donde había nacido Jesús, en Belén. Era esclavo y había sido Bendecido por sus buenos amos.

Había visto a Jesús pero no sabía que era el Hijo de Dios. Fue cuando su mirada se encontró con la del Maestro y su vida tuvo entonces una razón de ser.

Hacía poco tiempo que había perdido a su esposa y sus hijos. Tirado en una especie de colchón, había pasado días viendo el cielo a través de una pequeña ventana, y se negaba a dejarse morir, a perder la esperanza de que había algo mejor para él. Morir hubiera sido apropiado para la dignidad de un hombre en esa época pues su mujer y sus hijos habían muerto en manos de los romanos.

El amor  había sido todo para  el servidor y  su esposa. Tenían  5 hijos y uno de 4 meses en el vientre, su mutuo amor inundaba cada esquina de su pobre hogar. Ella encendía  pequeñas  velas para  indicar  el  camino  a  su  habitación y  tenía  por costumbre bañarlo para que se relajara.

Un día el servidor escuchó que se había iniciado un nuevo censo para los romanos.

Herodes tenía estrictas  reglas en cuanto al número de hijos que podían tener los esclavos y era normal  que muchas mujeres escondieran a sus  hijos. Pero la madre decide presentarse  con su prole en el  edificio donde  se tomaba el  censo, estaba orgullosa de sus hijos. Los romanos se burlaron de ella cuando llegó con una antorcha encendida muy de mañana y el comodoro también se burló al ver a la insignificante y orgullosa esclava. Le dijeron que tuviera cuidado porque conocían a su esposo y que lo podían matar; ella se indignó pero ellos, sin compasión alguna mataron a su hijos y luego acabaron con ella.

Cuando el  servidor se enteró de la tragedia y la  forma en que  su esposa e hijos habían muerto, deseó no seguir viviendo y dejarse morir, se recostó en  el viejo colchón para esperar la muerte.

Sin embargo, ese glorioso día en el que vio a Jesús, tuvo la certeza de la esperanza y decidió luchar por vivir.

Fue el, quien sirvió el vino en la casa de José de Arimatea en la última cena.

Fue él quien, encolerizado por la injusticia, subió como pudo para mojar los labios del Maestro con vino empapado en un trapo mientras le decía: ¿Por qué no yo? Era yo quien debía  haber muerto y no Tu! Exclamaba lleno de dolor. El Señor casi  por morir, lo volvió a ver y le sonrió…

De pronto vio llegar a María y se bajó rápidamente para limpiar el suelo por donde ella debía pasar para llegar a su Hijo amado en la cruz, mientras todos abrían paso y guardaban profundo silencio.

El servidor de vino en esa vida, era Taty.

Celebrando la próxima boda de Paul y Taty. Claudia Allwood, Larisa Hernández, Elsy Serpas y Paty Hernández. San Salvador, El Salvador, 1999.
Claudia Allwood y Taty Rivera. San Salvador, El Salvador, 1997.
Rosemarie Vázquez, Paul Hindes, Taty Rivera y Adrian Rivera. San Salvador, El Salvador, 1999.
Taty Rivera, Rosemarie Vázquez Liévano, Carmen Chávez. San Salvador, El Salvador, 1999.

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