Miguel:
Lo sobrenatural es lo común a nosotros, pues es asà como nos comunicamos alrededor de tu mundo. En otras esferas también somos, pues DIOS ES todo cuanto hay.
Muy muy grande en energĂa es el Padre,
¡NO TIENES IDEA!
Pues no hay principio ni final en El. DifĂcil lo sĂ©, que a tu entender algo no tenga principio o final, pero EL ES.
E igual SOMOS
E igual ERES
No tienes final, pues como parte intrĂnseca del Padre no puedes pretender que no eres inmortal.
No, no existe.
Miguel lee mi mente, pues antes de preguntarle ¡me contestĂł! esto sĂ© que es una gracia para ellos, ya que no pueden trasgredir la energĂa de ningĂşn cuerpo, pero si “lee” mi pensamiento, lo hace porque Dios asĂ lo permite.
Yo quiero preguntarle más pero no me permite, pues quiere que escriba.
Esa es la idea, pero lo que si hay es energĂas muy mal dirigidas a no desear el “bien comĂşn”. Bien es lo relativo en tu mundo, lo contrario del mal.
Me habla del “bien comĂşn”. Que es como las bendiciones al llegar a una persona, tambiĂ©n otras son tocadas por dicha bendiciĂłn. Lo mismo es la energĂa que queda en las casas cuando todos andamos enojados, intranquilos. Contaminando a nuestro paso con nuestra pesada energĂa negativa, es esto lo contrario del AMOR.
Es NO PERMITIR A DIOS en nuestra casa. Es aquĂ donde se maneja eso que ustedes conocen como “el mal”, en todo eso que permiten tenga poderĂo. Se maneja esto a nivel de emociones. Ustedes SI SON SUPERIORES A ESTO, me explica.
En cuanto están sabedores que el AMOR se aleja de ustedes al entrar en disputas y respuestas hirientes por parte de sus hermanos.
Luego me dice cosas acerca de la libertad. Lo escribo pero no entiendo muy bien:
Miguel:
Por ejemplo, ve una gaviota. Necesita ESPACIO. Está mal mantenerla atrapada. Pero si se lastima, es necesario cuidar de ella en una jaula, hasta que nuevamente pueda volar.
O en su caso, aprender a volar nuevamente.
Es asĂ con ustedes.
Nacen libres de pecado, contrario a lo que tĂş crees.
Dios no envĂa NADA en “pecado”.
Ya todo fue y sigue siendo limpiado en nombre y por el nombre de JesĂşs.
No tienes idea de cuánto hizo Jesús, como hombre. Porque su reino no era terrenal, y por ello, al saberse parte del Padre dijo: “EL PADRE Y YO SOMOS UNO”.
SabĂa que contaba con TODA LA GLORIA DE LOS CIELOS, más no de la tierra. Pero eso de la Gloria, muchos no quieren ver. Se limitan al plano metafĂsico o al plano meramente espiritual.
Jesús vino como hombre, tuvo una existencia con todo lo que ustedes en carne “sufren” o dudan.
Jesús no tuvo ningún peldaño diferente al de ustedes. Más bien, Él fue un peldaño para ustedes, para sus almas.
Él nunca tuvo confusiones de los tipos que le quieren atribuir: de la carne, en el sexo. Pues su alma sabĂa que su misiĂłn era HACIA AFUERA, con LA HUMANIDAD y no hacia adentro para saberse “conocedor” de las cosas de la carne.
El hijo de mi Padre ES UNICO EN EL CARACTER DEL ALMA/CUERPO ENTRADO EN TIERRA.
Muchos no quieren entender la divinidad. NO comprenden que no hubo nada en él que viniese a condenar.
ÂżQuĂ© razĂłn habrĂa?
Más pretenden ensuciar su dulce nombre atribuyéndole los arraigos tan básicos de la carne.
Muchos escogen ese camino “de castidad” como ustedes le llaman. Mas no es que el cuerpo se “ensucie”. ¡Nada más lejos! Eso desvirtuarĂa lo que el Padre ha hecho.
Pero sĂ, el hijo de Dios hecho hombre escogiĂł que su misiĂłn no serĂa en una familia carnal, sino, espiritual.
Nuestro Padre:
Hija, es importante que la gente entienda lo hermosos que son ante mis ojos sus cuerpos y sus funciones.
¡No frunzas el ceño!
Taty:
–¡No entiendo!
Nuestro Padre:
–Ve, la vida comienza aquĂ conmigo, al pasar de regreso, vienen a mĂ. Más en el Ănterin escogen experiencias a vivir.
La vida es una experiencia maravillosa, a gozar de ella por cuanto hay. Mas muchos arraigan culpas, atribuyen “pecados” –por lo que consideran pecados–.
Mas YO les digo, no hay pecado ante mis ojos, más si hay algo que es lo que a ustedes les causa inseguridad, tristeza, arraigo o pena.
Eso es para mà el que ustedes estén viviendo estando muertos pues no se permiten experimentar la vida en virtud de mi amor.
Muchos sufren porque creen que el camino hacia mà es en sufrimiento, pero YO les digo, YO SI LES DIGO que la vida en MI no es más que la ALEGRIA DE SERVIR DIA A DIA SIN QUE OJOS LES OBSERVEN.
Solo porque el corazĂłn se regocija en el DAR, en el COMPARTIR.
Llega ese momento en que plenitud encontrarán en el servicio.
Ahora, por lo que tienes tan arraigado: el sufrimiento ciertamente purifica. El alma “aprende” a ver, a discernir, y el discernimiento es SABIDURIA.
Pero la sabidurĂa no tiene por quĂ© estar separada de LA ALEGRIA DE VIVIR, en el GOZO DE DARSE A TODO AQUELLO POR LO QUE CREEN.
Pero si sufren, –porque creen que asà están más cerca–, digamos, infligiendo en carne latigazos, –que ya lo han hecho–, o poniendo a prueba resistencia del cuerpo, QUÉ POCO ME CONOCEN, pues Yo soy Padre Amoroso.
ÂżO acaso tĂş no te deleitas en el SOL que baña el rostro de tu hijo cuando alegre sale a encontrarse cada dĂa con la vida?
ÂżCrees que es tu pena mi alegrĂa?
¿Qué piensas tú?
Taty:
–No, no creo que sufriendo a propĂłsito estĂ© más cerca de usted. Creo que el discernimiento sobre lo que yo quiero hacer es lo que más me acerca a usted, en cuanto yo viva mi verdad, sin engañarme. Pero, ÂżcĂłmo puedo estar segura? Es como aquella vez que me enfermĂ©, y tenĂa planes de ir a repartir comida. ¡CĂłmo me juzgaron! Que asĂ era como el diablo se maneja, mandándome enfermedad para que yo no repartiera la comida, pero me sentĂa tan dĂ©bil.
Nuestro Padre:
¡Y te mandé ayuda! ¿Te acuerdas? para que pudieras descansar. Y eso, ¿no es mi mano acaso?
Taty:
–SĂ, pero no se supone que sea asĂ.
Como recuento: En navidad del 2000, hicimos comida en mi casa para repartir en la calles de San Salvador a gente necesitada, pero el dĂa que saldrĂa a repartir me enfermĂ©. Me sentĂa muy dĂ©bil. No sabĂa que harĂa con tanta comida si no podĂa salir a repartirla. Pero en cuestiĂłn de media hora, la casa se llenĂł de amigos: Marta Eugenia, mi tĂo Eduardo, Claudia, Rose Marie. Y entre todos se repartieron la comida, quedándome yo en casa. SĂ me sorprendiĂł que de pronto llegara tanta gente a la casa. Pero si me sentĂ triste porque no pude hacerlo personalmente.
Nuestro Padre:
¡CĂłmo dan poder a lo que no lo tiene!… Si ese es tu pensamiento, asĂ será tu acciĂłn. ¡Y todo lo que venga de ese momento, será producto de una ávida imaginaciĂłn deseosa de que el tal diablo llegue!…
Taty:
–¡Pues si!, toda la gente pronuncia tanto esto del mal, que si yo estoy con usted lo otro me va a “tentar”, y me siento que no merezco esta felicidad porque a cambio tengo que dar mi paz mental. Pero la verdad, que usted sabe cómo es todo, en mi corazón. Yo no tengo confusión con respecto a usted, estoy lista para lo que sea porque usted es quien vela.
Nuestro Padre:
–¿Y la gente te preocupa?
Taty:
–¡Claro! ¿O acaso no es propósito que ellos lean y apliquen a su vida estos mensajes?
Nuestro Padre:
Esa es labor de cada uno, y cada uno en su tiempo tendrá lo que busca, por lo que “lucha”. Por eso te dije y repito “a la gente hay que dejarla libre”. LIBRE DE TI. No emitas juicios de apreciaciĂłn por cada uno que intentas tocar. Que no eres tĂş quien los toca. SOY YO quien estoy llamando. Y llamo de muchas maneras. Esta de palabras es la más rudimentaria y la menos efectiva. Por eso viene esto del sufrimiento que tanto desean experimentar algunos, porque sĂłlo asĂ creen que YO les llamare. Pero les llamo en AMOR no en DOLOR. En dolor es cuando más sienten mi presencia. Por eso creen que es lo que les acerca a mĂ.
Por eso Miguel dice, que ojalá estĂ©n atentos a la magia, la magia del dĂa a dĂa. Porque cada momento en su existencia ES MAGICO. Por cuanto todo lo que ustedes tocan es sagrado PARA MI.
Ahora, a lo de la seguridad: no estarás segura si ves hacia afuera. Primero mira adentro. Luego, cuando el Sol bañe cada parte de tu alma puedes tranquilamente recorrer el mundo, que en efecto asà lo harás, divulgando MI PALABRA con tus acciones, y tus hijos, serán rayos de luz en medio de oscuridad.
C. A.: mira adentro.
A: Es mi dicha tu alegrĂa, el amor te llegará muy muy pronto, abre puertas y ventanas, que soy YO quien envĂa el mensajero del amor. La dulzura es corazĂłn de JesĂşs. Te amo dulcemente, me acomodo y te observo y te soplo al oĂdo y a B, que avanza de la mano de su ángel…
Miguel:
Que soy yo, emisario de mi Padre.
Descansa…