Miguel Arcángel dice:
…es el amor del Padre incondicional. Liberen cadenas, esas de la amplitud
la oración… recuerden orar
abandonarse con todo su SER
y pidan
pidan
pidan… Porque haya calma y haya paz en sus corazones, para aprender a ver, libre de emoción.
Al liberarse de la emoción, el ser humano aprende a ver con VERDAD, verdad del alma.
En oración, en sus plegarias lo que ustedes hacen es abrir un canal hacia el PADRE y le permiten a Él entrar en sus vidas.
Mas algunos lo consideran tan básico, pero el Padre no es complicado. El les libera de emociones terrenales del llanto, cuando no saben qué pasará.
Pero si les digo, yo les digo, que emisario Soy, siempre, por voluntad, LIBRE VOLUNTAD, pero en AMOR del Padre, que el escucha a TODOS Y CADA UNO de los hijos, corazones latiendo.
Cuando ustedes hacen cadena en oración, fortalacen su nación y la Madre siempre escucha.
Mas la cadena en oración por el enfermo,
por el proscrito,
por el amado
o por el perdido,
lo que hace es llenar de luz ese camino, pues la fuerza en el amor es INFINITA, no tiene fronteras, ni tampoco hay banderas. Mas si en amor aprenden a orar unos por otros, ¡cuánto bien hacen! al triste corazón, del que solo cree que se encuentra.
Nadie ni nada les vela por que cumplan con preceptos. Mas ustedes al cumplir lo no exigido –mas ya dado por el hijo, bien vivido (aqui habla de cómo Jesús nos enseño a vivir cumpliendo los preceptos, pero no alcanzo a escribir) lo que hacen es ordenar su mente, su vida, su alma.
Y consiguen calma, y entra dicha terrenal en esa alma que a veces confundida cree estar.
Lean los preceptos, son su guia. No interesa que no crean, mas verán los resultados en refulgente corazón.
Enfrenta, vive, goza, no creas que el Padre abandona. Donde está el silencio, es cuando más cerca está, pues pasa susurrando a tu oido.