Muchos Ángeles, está Honestidad, pero percibo muchos, no logro preguntar sus nombres, sólo dicen que escriba:
¡Actuamos en tanta gente! y no se dan cuenta, creen muchos que es su conciencia la que no les permite continuar, cuando lo que están por hacer o realizando no es un pensamiento muy alto (sonríen) …no hay nada “malo” que veamos en ustedes, solamente tratamos en nuestras formas celestiales de llenarles de amor, con susurros al oído.
El Padre te dijo que llega en tus sueños. Llega a los sueños de TODOS los hermanos.
Es en el sueño nocturno de todos que es mejor a nosotros acunarles, cantarles, arrullarles.
Cuando niños nos piden que les protejamos, lo hacemos con mucho gozo y gusto en servir. No necesitamos el agradecimiento humano, pero ciertamente nos llenan de amor en sus oraciones cuando piden porque les ayudemos.
Ayudamos a todos en el nombre del Señor.
Mas recuerden: pidan siempre al Padre, nosotros obedecemos si nos piden que ayudemos en oraciones al Padre, está bien hacerlo pues gustosos realizamos; más cuando pidan, siempre háganlo hacia el Ser Supremo: DIOS, para que actúe en sus vidas.
Pidan sobre todo, que les de DISCERNIMIENTO y mucha FE para aceptar lo que venga.
Muchos no pueden pedir la forma más alta de amor. Porque se concentran en pesares y se recrean –a través de la oración–, en su pesar.
Más te decimos, –Yo te digo hija mía–, y hermana, que nosotros solamente moramos al abrigo del altísimo y entendemos solamente las razones del amor, no las del mundo, que muchas veces a ustedes les confunde.
No vean por “pecados” y no vivan recreándose en ellos. Mejor oren mucho porque les dé suficiente humildad el Espíritu de Dios y así entrar en humildad a recinto de aquel que les escucha y en amor les ofrece mucha paz al alma en confesión.
Paz al mundo y a todos los hermanos.
No se confundan. Vienen tiempos de fácil confusión. Aférrense al Padre, porque en Él encontrarán refugio contra todo lo mundano.
Si en sus iglesias aún hermanos asisten no convertidos, pidan porque sus dulces corazones se conviertan y así entrar en la luz divina donde no hay lugar al olvido y mucho menos, equivocación.
Amen y Amén.