Mensaje 153

Este día mientras pedía por todas las personas que me piden que ore por ellos, dentro de mi petición pensaba que quisiera que todos entendieran que el Señor, Dios Padre, nos escucha a todos por igual. Luego recibí este breve mensaje:

Nuestro Padre:

estoy en la faz de cada hermano…

…todo ser me tiene en la palma de la mano,

y no me ven.

En la madrugada vino un Angel de las Potestades, y dio un mensaje para mi familia. No anoté lo que dijo pues mi mamá estaba conmigo, y entre las dos escuchamos y nos aseguramos de comprender todo para luego compartirlo con mi familia. Pero sí anoté lo que dijo al final. Lo anoté inmediatamente después que lo dijo, pues generalmente ellos no hablan de ellos mismos. Este Angel, –no pregunté su nombre–, es sumamente amoroso y solemne. Sentí que buscaba tanto comunicarse con las palabras adecuadas. Siempre me sorprende el amor con el cual hablan y se expresan los Angeles. Sin exaltarse y con mucho respeto y amor incluso cuando hablan de aquellas personas que son difíciles de amar. Como si quisieran que yo entendiera, que no existe ningun ser que no sea hijo de Dios, y que a todos nos aman por igual.

Otra vez, pienso en lo difícil que se me hace ver, amar y comprender a todos con ese amor que ES sin necesidad de ser aceptado, que ama sólo porque no hay cabida a otro sentimiento. Algo así es lo que me hizo sentir este Angel. Dijo:

…que él como Angel, al ser portador de mensaje del Padre, era bendecido con Su amor y que así igual que él, nosotros eramos bendecidos con el Espíritu Santo de Dios”.

Luego habló de las generaciones, pero no entendí. Pero es algo así que las bendiciones a una familia también van a los hijos y los hijos de los hijos. Como si la vida espiritual de una familia se refleja también en otras generaciones. No tengo mayor referencia pero me sucede que luego leo algo al respecto y mi marco de referencia –al verse ampliado–, hacen que el mensaje recibido tenga mayor sentido para mi. Luego terminó diciendo:

…que ellos –al igual que nosotros–, tenían libertad de moverse, pero que ellos escogían estar con el Padre, así como nosotros podemos escoger.

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