Vivir en la luz de Dios significa que estamos expuestos a mayores experiencias de la vida. Lo que llamamos «buenas o malas» experiencias, ya que estas nos permiten cambiar más rápidamente.
Eso es vivir la vida en Jesús.
El dolor permite una comprensión mas grande y rápida de la vida.
Así como Jesús murió con mucha violencia, su caridad espiritual se enfocó en llevarse los ‘pecados del mundo’.
Aunque algunas veces no exista espacio para comprender el mundo porque las cosas del mundo… del mundo son.
El pasar del estadio terrenal al espiritual en forma trágica, lleva la energía colectiva de una familia. Limpia mucho energéticamente el espacio permitiendo al espíritu un crecimiento y comprensión mucho más amplio sobre la ley de acción / reacción.
Lo que no aprendemos y corregimos en familia, se mueve a las generaciones siguientes.
Quien pasa en dolor, expía muchas culpas.
Todos quienes viven en Jesús, aprenden a ver lo que del mundo es. Y el camino se hace muchas veces más difícil, porque muchos de los que nos rodean, no pueden ver como nosotros deseamos. Y por estas personas, debemos pedir en oración. No tratar de cambiarlas y que nuestras maneras sean impuestas, porque nadie puede entrar en la paz y compresión de Dios, por la fuerza. Pero sí por amor. Y la oración es la mejor manera de cubrir a otros con nuestro amor.